Lavado de dinero
Un negocio millonario que tiene vía libre para el lavado
No hay muchos negocios que permitan ganar millones de pesos en un par de años. Menos lograr ese patrimonio estando oficialmente quebrado y sin tener actividad lícita declarada. El caso de Sebastián Solé, entonces, será recordado por mucho tiempo. El hombre consiguió formar una fortuna en base al regenteo de la prostitución y a la trata de personas con fines de explotación sexual a través de Pyme VIP; con una enorme vidriera y una red de protección estatal que, aseguran, aún está vigente.
Por reconocimiento del propio involucrado o por pistas, se le atribuyó un patrimonio que incluye 5 autos de alta gama, casas, un hotel, un complejo de departamentos de lujo y los “ahorros” suficientes como para montar su industria en Chile, la gran meca de la prostitución para los proxenetas mendocinos.
La plata generada por la trata de personas no queda en el limbo. Y uno de los negocios preferidos para lavar ese dinero es el mercado inmobiliario. La inversión en “ladrillos”. La elección no es casual y tampoco es casual que Mendoza sea considerado un paraíso del lavado de dinero. Si bien en todo el país hay mecanismos que permiten esquivar controles para blanquear dinero, en la provincia cuyana hay un plus: acá no hace falta declarar el origen de los fondos con los cuales se adquiere, por ejemplo, un inmueble. En Mendoza no es necesario cumplir con la resolución número 21/2011 de la Unidad de Información Financiera que apunta a “establecer las medidas y procedimientos que los sujetos obligados deberán observar para prevenir, detectar y reportar los hechos, actos, operaciones u omisiones que puedan provenir de la comisión de los delitos de Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo”. Ello gracias a que la justicia federal hizo lugar a un amparo presentado por el Colegio de Escribanos. Quien freno la aplicación de ese mecanismo antilavado fue el mismo juez encargado de investigar los casos de lavado de dinero: Walter Bento.
Gracias al mismo sistema, por ejemplo, se permitió que Leonardo Fariña comprara enormes campos en el Valle de Uco sin explicar de dónde sacó los fondos. Así, hay gran cantidad de operaciones inmobiliarias que generan sospechas pero que no son objeto de ninguna investigación.
Los millones de la trata
En las escuchas telefónicas realizadas antes de que quedara detenido, Sebastián Solé reconoce tener una red de testaferros que registraban bienes para él. Pero siempre se le escapó un detalle que termina relacionando su nombre a los bienes. Solé vivía en una casa en el exclusivo Barrio Privado “Las Candelas II”, de Chacras de Coria. Uno de los bienes más suntuosos que habría obtenido gracias a su negocio ilegal es un edificio de alto nivel de 7 departamentos a estrenar en calle O´Higgins de Godoy Cruz. El edificio estaba a nombre del padre de Romina Tonolli, una de las colaboradoras de Solé. El problema es que el hombre falleció y el propio Solé debió hacerse cargo de la sucesión para evitar problemas. Las pruebas que ligan ese edificio al acusado son sutiles: algunos inquilinos del edificio le pagaban el alquiler a Nadia Haro, la esposa del acusado y en algunos momentos las boletas de gas (de la empresa Distribuidora de Gas Cuyana) llegaron a nombre de Sebastián Solé.
Un cruce similar ocurrió con un hotel de calle Gutiérrez. El inmueble está casi al lado de una delegación del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y era uno de los engranajes para ampliar el negocio de la trata. Solé lo compró, comenzó a restaurarlo bajo la pantalla de hacer un “Hostel”. Tampoco está a su nombre, pero allí está registrada la dirección legal de Solé hoy, según figura en el padrón electoral.
Otra casa que es clave es un chalet en calle Serú, en el corazón del Barrio Bombal, uno de los más coquetos y caros de la Ciudad. Además de estar a pocas cuadras de Casa de Gobierno y rodeado de los principales estudios de abogados, esa casa también funcionó como alojamiento transitorio de las mujeres que llegaban desde otras provincias y países. Solé tenía allí su domicilio legal en 2010. También se le adjudican a otra casa en calle Lamadrid; un terreno de 300 m2 ubicado en la calle Luzuriaga; una propiedad sobre calle 25 de Mayo y Sarmiento, al menos 5 autos de alta gama; un cuatriciclo; y al menos $2.000.000 “guardados bajo el colchón”. Como se ve, Solé no eligió lugares discretos para sus inversiones: el barrio Bombal, la Quinta Sección, el Centro, Chacras de Coria; todos sitios de vida habitual para la alta sociedad mendocina.
Lo curioso es que logró llevar adelante todas las maniobras de lavado y registrar bienes suntuosos a su nombre a pesar de que para el propio Poder Judicial era una persona insolvente. En febrero de 2010 el Tercer Juzgado de Procesos Concursales de Mendoza declaraba a Solé, el mismo que construía un patrimonio que holgadamente supera los 15 millones de pesos, en quiebra por no poder afrontar sus deudas.
Según explicaron fuentes expertas en ese tipo de negocios, las inversiones inmobiliarias son el principal objetivo para el lavado de dinero. Muchas veces, explican, alcanza con conseguir testaferros que estén “limpios” para transferirle bienes, pues los controles sobre el origen de los fondos son fácilmente evitables. “Se firman poderes en escribanías, cesiones de derechos, donaciones o ventas falsas”, aseguró un agente inmobiliario.
La provincia cumplió con la formalidad de intentar exigir la solicitud de registración de Declaración Jurada sobre el cumplimiento de las disposiciones en materia de “prevención del Lavado de Activos y Financiación del Terrorismo”. Pero el amparo sigue vigente.